De Tennessee a Alemania: Nuestra primera venta internacional

El día que hice mi primera venta internacional, tuve dos pensamientos. Primero, alguien en Alemania acababa de pagarme un dineral por mis zapatos. Segundo, no tenía ni idea de cómo enviarlos a Alemania.

Este fue uno de esos momentos en los que te das cuenta de que estás jugando un papel más importante de lo que creías. Un día te esfuerzas al máximo, intentando que la gente de tu ciudad se dé cuenta de lo que estás construyendo. Al siguiente, tu marca cruza océanos.

La fase de pánico

Cuando llegó el pedido, me quedé mirando la pantalla como si fuera un fallo. De hecho, actualicé la página tres veces.

Al principio, pensé que quizá había hecho algo mal sin darme cuenta. No. Alguien en Alemania quería nuestros zapatos accesibles de Zipped Brands.

¿El problema? Nunca había enviado nada fuera del país. No tenía un sistema para esto. No tenía ningún proceso. No tenía ni idea de lo que hacía.

Pero hice lo que cualquier empresario hace cuando no tiene ni idea. Abrí Google y escribí: "¿Cómo hacen envíos a Alemania?".

El drama del embalaje

La cuestión de enviar un par de zapatos al otro lado del Atlántico es que quieres que se vean bien. Para mí, esto no era solo una venta. Así que pasé un tiempo vergonzosamente largo obsesionándome con el empaque. ¿Debería incluir una nota escrita a mano? ¿Quizás añadirle un toque de Tennessee?

En algún momento, incluso consideré añadir un mini llavero de Jack Daniel's para darle un toque de encanto local, pero luego recordé que las leyes de envíos internacionales son un asunto serio. Así que me conformé con una sincera tarjeta de agradecimiento.

El juego de la espera

Esto es lo que nadie te dice sobre los envíos internacionales: una vez que el paquete sale de tus manos, entra en un pozo negro de ansiedad.

Durante las dos semanas siguientes, revisé el número de seguimiento como un loco. Pasaron los días sin novedades. Entonces, una mañana, lo vi. El paquete había llegado a Alemania.

Y luego... nada.

Otros cinco días de silencio. Mi mente empezó a pensar en los peores escenarios. Quizás el paquete se perdió. Quizás lo devolvieron. Quizás lo confiscaron porque no escribí algo correctamente en el formulario, y algún agente de aduanas alemán pensó que estaba contrabandeando partes de animales raros.

Entonces finalmente recibí la notificación.

Entregado.

El momento que me impactó

Recuerdo mirar el seguimiento, sintiendo que acababa de alcanzar una nueva etapa en mi vida. Mis zapatos habían llegado oficialmente a otro país.

Eso me impactó.

Porque nunca se trató solo de vender zapatos. Se trataba de resolver un problema. Mejorar la vida de quienes se sentían ignorados por la industria. Demostrar que la accesibilidad no tiene por qué ser desagradable ni incómoda.

Esa primera venta internacional no fue solo una venta. Fue una prueba. La prueba de que esto que estoy construyendo no tiene fronteras.

Y ahí fue cuando lo supe.

Zipped Brands se estaba volviendo global.

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